Mi plan original consistía en escribir unas dos entradas a la semana *risas*, pero dado que eso no va a ser posible porque tengo muchas obligaciones ineludibles, puedo prometer y prometo que escribiré siempre que tenga la oportunidad, que casi seguro no es dos veces a la semana.
Moviéndonos de estos prolegómenos: sí, estoy hoy aquí para hablaros del café. Pero no del café, así en abstracto, no vamos aponernos en modo millenial y a hacer una ilustración con lettering en la que ponga "but first... coffe" con un perezoso o unos aguacates. Disclaimer: esto no es una burla, de hecho tengo dos tazas así en mi despensa, gracias prima Alba fue un regalo precioso.
Tampoco voy a ponerme sibarita y a explicaros que café de especialidad es mi favorito cual es su punto de tueste y toda esa parafernalia. Porque lo cierto es que no me gusta el café. ¿Me tomo uno todas las mañanas? Sí ¿A veces dos o tres? También. Que decir, me gusta el sabor de la adicción. Y diréis, claro lo haces por la cafeína. De hecho no, la cafeína en muchas ocasiones me da sueño. Salvo cuando quiero que me lo de, en esos casos me pongo nerviosa y no hay forma de dormir. Lo cierto es que soy una bebedora social de café. Me tomo un café por la estética de beber un café y, en ocasiones, por la compañía. Pero si me pido un café en una cafetería y no cualquier otra cosa (siendo yo toda una adepta del batido Puleva de chocolate) es porque estoy experimentando una atmosfera concreta en la que me merezco fingir que me gusta el café y disfrutarlo. A veces una taza de café es solo una excusa, y a veces es solo un atrezo; lo que envuelve tomarse un café es mucho más que lo que el café en si mismo encierra.
Habiendo aclarado que el café no me gusta, tengo que decir una ultima cosa: el café frio de supermercado, ese que esta listo para llevar y que contiene mas azúcar de la que Carlos Ríos recomendaría para todo el día, ese café en concreto pues si que me gusta. De hecho, me vuelve loca. Además de que es super practico, por eso de que esta listo para tomar.
Este es el motivo por el cual, durante mi época mas oscura (estudiar en la UGR), me dedique en parte a realizar un estudio sobre ellos. ¿Cuáles eran los mejores? ¿Los mas baratos? ¿Los mas empalagosos? Creo que a día de hoy he probado casi todos los cafés fríos ya listos para beber de prácticamente todos los supermercados de Granada. En algún momento me gustaría ampliar esta base de datos y expandir mis horizontes, ya sabéis, probar las variedades indígenas (el del Eroski). Pero a excepción de supermercados mas regionales (Alimerka, Consum, etc) los mainstream si que los he probado casi todos. Y no solo eso: también los he puntuado. Así que procederemos con el desglose de mis años de trabajo: